Arxivar per 5/04/2010

La cúpula del Vaticà ha fet, fa i farà de paraigües

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Menos golpes de pecho en esta Semana Santa

Los jerarcas de la Iglesia Católica llevan siglos abusando de su poder, y no sólo en clave sexual, para someter y amedrentar a los más indefensos. Esto no quiere decir que no haya personas muy implicadas en las enseñanzas de Jesucristo es esta misma confesión religiosa, pero precisamente no debemos caer en la trampa de que estas buenas acciones nos distorsionen la realidad, y nos impidan hacer justicia contra los delitos que cometen ciertos miserables con sotana o con mitra.

En las últimas semanas los casos de abusos sexuales por parte de curas u obispos contra niños se están multiplicando, y salen a la luz mediática como setas. El Vaticano, en lugar de poner orden y hacer justicia, se defiende bajo el argumento de que existe una campaña contra la Iglesia Católica. No se equivoque señor Ratzinger, si existe alguna campaña, esta sería una contra el delito y los abusos.

Este argumento que el papa alemán pone sobre la mesa es delictivo y provocador. Del mismo modo, los delincuentes podrían ladrar mañana, por ejemplo, que hay una campaña de desprestigio contra el hurto y la apropiación indebida. Por un momento, se me olvidaba que eso ya lo está manifestando el PP a propósito de sus casos de corrupción. El problema es que hay personas de buena fe que se tragan estás barbaridades y son víctimas de la demagogia rastrera y de los intereses más sucios de los seres humanos.

La cobardía es otro rasgo de este Papa, quien es acusado de encubrir estos delitos, y que ante la posibilidad de ser llamado a los tribunales, su equipo jurídico alega que eso no es posible porque tiene inmunidad por ser jefe de Estado (más de 170 países tienen relaciones diplomáticas con el Vaticano, al que reconocen como país soberano y al Papa como su cabeza política). Que el Papa sea Jefe de Estado es anticristiano de entrada: Jesús de Nazaret dijo “mi reino no es de este mundo”.
La cuestión es que la Iglesia Española, precisamente en esta semana de Pascua y misticismo, quiere pasar de puntillas por este asunto, mientras inundan las calles de fervor religioso, sacrificios y autoflagelaciones. No estoy muy seguro de que Jesús, el que nació en Belén, viese con buenos ojos que los seres humanos se hiciesen daño en honor a su sufrimiento. Pero eso es tema de otra discusión.

No me malinterpreten, por favor, estoy a favor de que ocupen la calle con procesiones (como lo podemos hacer cualquier otro colectivo), pero lo que sí les pido son menos golpes de pecho y más determinación contra los abusos sexuales, menos golpes de pecho y más cumplir el Evangelio, menos golpes de pecho y más compromiso social, menos golpes de pecho y más respeto con la moral de las personas. Al fin y al cabo, menos Iglesia Católica y más Jesucristo. Farsantes de púlpitos y sermones vacíos.

Alfonso Cortés González es profesor de Comunicación Política y Publicidad en la Universidad de Málaga

L’opinió d’una bloguera: Pilar Rego

La mala memoria de Ratzinger

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A estas alturas de la historia nadie pone en duda que los jerarcas católicos son unos consumados expertos en el manejo de la doble moral. Ratzinger nos brindó estos días de pasión una nueva demostración de su hipocresía pronunciando frases como “los sacerdotes estamos llamados a oponernos a la violencia” y calificando de “asesinatos de niños inocentes aún no nacidos” los abortos.

“Los católicos no pueden aceptar las injusticias elevadas a derechos por las leyes, como los asesinatos de niños inocentes aún no nacidos”. Su eminencia tiene una exagerada tendencia a confundir las convicciones religiosas con la moral colectiva, de ahí su postura inflexible, retrógrada, integrista y cargada de doble moral. El papa como cabeza visible de la iglesia condena al fuego eterno a las mujeres que abortan; demoniza el uso del preservativo y los matrimonios homosexuales… sin embargo aboga por la presunción de inocencia de los curas pederastas.

¿Valores, qué valores?

Les gusta hablar de valores a los mismos que no respetan a las mujeres que abortan, ni a las que toman la píldora postcoital, ni a los homosexuales, a los mismos que sólo admiten un único modelo de familia excluyendo a todos los demás…

En la misa de jueves santo, el Papa, rezó públicamente por un mundo donde reine “su verdad”. El máximo representante de la iglesia católica y como tal responsable del silencio y de la pasividad ante los abusos a menores presidió el jueves santo una ceremonia religiosa en la que se produjo la renovación de promesas de los sacerdotes asistentes al acto. Es de suponer que todos y cada uno de los curas pederastas habrían prometido en su momento castidad, pobreza y obediencia, con el resultado por todos conocido.

Ratzinger y la mala memoria

¿Le impedirá su mala memoria recordar lo ocurrido en el año 1980? Ratzinger era obispo de Munich cuando tuvo conocimiento de un caso de pederastia. El entonces obispo y ahora papa tapó el delito y no denunció al cura pederasta, Ratzinger “solucionó” el caso, práctica habitual de la iglesia, con un traslado. En su nuevo destino el cura volvió a abusar sexualmente de menores. Una nueva muesca en la estadística porque para el Vaticano la cifra de curas pederastas reconocida por ellos es irrelevante en comparación con el número total de religiosos que nutren sus filas.

Pilar Rego es educadora social y bloggera

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